de a poquitos y a cada charlita vamos dándonos cuenta, ¿no? sí, puede que para unos cuantos este proceso sea más sencillo, menos demorado y además involucre menor dolor. no lo es para nosotros, ¿no? de ello sí ya nos re dimos cuenta. a la vez que sí sabemos aprovechar y valorar estos momentos "sin precio" tan especiales como tomar helado, mirar el mar o las estrellas también nos angustiamos con todo lo demás, con toda esa autoexigencia que tenemos, con ese tipo de competencia interna de mierda que nos hace apuntar súper alto y desear sin embargo lograr lo que se encuentra aún más allá. los síntomas podrían ser llevados a cabo ahora con arte cinematográfica y ya no más por medio de textos o música punk o los reconocidos atracones o bajones o abulia. y también hacerse cargo de que a uno de veinte y nueve le gusta de alguna manera y en algunas cosas detenerse en la adolescencia más allá de que ello lo atrape impediéndole el acceso a otras cimas definitivamente necesarias en (para)esta etapa de la vida. se vive los cuentos, se aparta de la vida real. todo bien si fuera o hubiera sido hace como que diez o quince años pero hoy día.. a ver cómo y si de hecho eso se arreglará.. mientras tanto me la voy bancando como yo puedo.
viernes, enero 25, 2008
hacerse cargo
de a poquitos y a cada charlita vamos dándonos cuenta, ¿no? sí, puede que para unos cuantos este proceso sea más sencillo, menos demorado y además involucre menor dolor. no lo es para nosotros, ¿no? de ello sí ya nos re dimos cuenta. a la vez que sí sabemos aprovechar y valorar estos momentos "sin precio" tan especiales como tomar helado, mirar el mar o las estrellas también nos angustiamos con todo lo demás, con toda esa autoexigencia que tenemos, con ese tipo de competencia interna de mierda que nos hace apuntar súper alto y desear sin embargo lograr lo que se encuentra aún más allá. los síntomas podrían ser llevados a cabo ahora con arte cinematográfica y ya no más por medio de textos o música punk o los reconocidos atracones o bajones o abulia. y también hacerse cargo de que a uno de veinte y nueve le gusta de alguna manera y en algunas cosas detenerse en la adolescencia más allá de que ello lo atrape impediéndole el acceso a otras cimas definitivamente necesarias en (para)esta etapa de la vida. se vive los cuentos, se aparta de la vida real. todo bien si fuera o hubiera sido hace como que diez o quince años pero hoy día.. a ver cómo y si de hecho eso se arreglará.. mientras tanto me la voy bancando como yo puedo.
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