viernes, noviembre 24, 2006

El día en que no huí de la lluvia.. y mi piel


Al revés, la busqué yo. Es increíble cuando me pasa algo que, no sé, que no suele pasar en otros momentos y lugares, en otras vidas, qué sé yo. No entiendo muy bien por qué hace falta que uno esté lejos para que pueda ver lo que le es más cercano, la verdad es que no entiendo. Capaz que tenga que ver con el costumbre, con esto que veo en demasiado en la gente que me encierra allá en mi ciudad. No sé. A lo mejor me quisiera pensar que no tiene nada que ver, o sea, que no hace falta perderse para encontrarse o qué sé yo qué cosa. Puede que ello tenga que ver sólo conmigo, o sea que esta sea mi perspectiva, mi mirada, y que los demás estén viviendo desde o en otra lógica, y que sería etnocéntrico de mi parte querer que ellos conciban sus vidas como concibo yo la mía. Lo más difícil para mí es que cuando pienso en mi vida automáticamente estoy pensando en la vida de todos los demás seres, y ello porque no podría vivir solo, y no estoy hablando sólo de humanos sino que de todos los seres en general, hablo desde un corazón cósmico y demasiado sensible que no pulsa dentro de uno sólo cuerpo. No quiero extenderme con ese texto. Sólo querría decir que hoy yo busqué la lluvia, y no sólo porque hacía mucho calor sino que ella, la lluvia, y mi piel quisieran tocarse mutualmente, como si tuviesen una cita. No soy dueño de mi piel, no la controlo, pero la cuido yo y nadie ni nada me la esclavizará.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me encanto...